La Vanguardia entrevista a vecinos afectados por las fiestas improvisadas en los búnkers del Carmel. “A ver –le dijo un vecino al dj enfrascado en sus mezclas, montándolas con su portátil– o quitas la música o la quitamos nosotros…”. Y entretanto centenares de personas brincando a toda pastilla, ante la mejor postal de Barcelona, entre los búnkers del Carmel, en lo más alto del Turó de la Rovira… Al final fueron un par de vecinos de los alrededores hasta las narices quienes este domingo abortaron la última fiesta ilegal de esta montaña. Luego la Guardia Urbana dispersó a los remolones.
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